Los días nublados tienen la habilidad de suavizar las almas, de remover las emociones sedimentadas, de desarmar las necedades, y sobre todo de provocar una intensa e incontrolable necesidad de tomar café y permanecer acostado en tu cama.
Si tienes un buen café, bébelo. Si tienes una buena cama, duerme con ella. Si te gusta esta melancolía, múdate a un lugar donde siempre haya nubes, niebla, recuerdos.
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